Ángel y Salvador se vuelven a encontrar en una celda de una cárcel del Ecuador. 25 años después, los emblemáticos de “Ratas, Ratones, Rateros” retoman su historia donde la dejaron, pero con toda una vida de por medio. Ángel llama por teléfono desde la cárcel a su primo Salvador, con quién no se ha visto desde que se fugó hacia Colombia en el 99. Mucho tiempo ha pasado, y la vida ha sido dura para los dos. Ángel estuvo en Colombia un tiempo, luego subió a la Yoni (Estados Unidos), primero como ilegal, luego trabajando con coyotes, hasta que terminó como guardia de seguridad. Años después lo deportaron, y al regresar al Ecuador cayó preso nuevamente. Años más tarde (ahora) fallece la abuela con casi 90 años, y esto les une a los dos primos, obligándoles a re-encontrarse a pesar de sus muchos conflictos no resueltos. Salvador visita a Ángel con mucho pesar y rencor, a pesar de que Ángel parece estar regenerado, no llega a confiar plenamente en él. Ángel está bien conectado en la cárcel, y lleva una vida de “lujo” (televisión, internet, ducha eléctrica, calefactor, teléfono celular), algo muy distinto a la realidad que conoció Salvador cuando estuvo preso en la “lagartera”. Pero las cosas están calientes en la cárcel, y mientras Salvador visita varias veces a Ángel, se está armando un motín alrededor de ellos, y la violencia de la cárcel no tardará en entrar a la celda.